La Biblia RVP, Mateo, Capítulo 13. is available here: https://www.bible.promo/chapters.php?id=10942&pid=42&tid=2&bid=28
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BIBLE VERSIONS / La Biblia RVP / El Nuevo Testamento / Mateo

La Biblia RVP - Reina-Valera Purificada

Mateo Marcos

Capítulo 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 28

1 EN AQUEL día, salido Jesús de casa, se sentó junto a la mar.

2 Y se allegaron a él grandes multitudes, de tal manera que toda la multitud estaba de pie en la ribera.

3 Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí, un sembrador salió a sembrar.

4 Y sembrando, parte de la simiente cayó junto al camino; y vinieron las aves, y la devoraron.

5 Y parte cayó en lugares pedregosos, donde no tenía mucha tierra; y nació pronto, porque no tenía profundidad de tierra:

6 Mas en saliendo el sol, se quemó; y porque no tenía raíz se secó.

7 Y parte cayó entre las espinas; y las espinas crecieron, y la ahogaron.

8 Y parte cayó en buena tierra, y dio fruto, uno de a ciento, y otro de a sesenta, y otro de a treinta.

9 Quien tiene oídos para oir, oiga.

10 Y vinieron los discípulos y le dijeron: ¿Por qué les hablas por parábolas?

11 Y él respondiendo, les dijo: Porque a vosotros es dado saber los misterios del reino de los cielos; mas a ellos no es dado.

12 Porque a cualquiera que tiene, se le dará, y tendrá más; mas al que no tiene, aun lo que tiene le será quitado.

13 Por eso les hablo por parábolas; porque viendo no ven, y oyendo no oyen, ni entienden.

14 Así que se cumple en ellos la profecía de Isaías, que dice: De oído oiréis, y no entenderéis; y viendo veréis, y no percibiréis.

15 Porque el corazón de este pueblo está engrosado, y de los oídos oyen pesadamente, y han cerrado sus ojos: para que no vean de los ojos, y oigan de los oídos, y del corazón entiendan, y se conviertan, y yo los sane.

16 Mas bienaventurados vuestros ojos, porque ven; y vuestros oídos, porque oyen.

17 Porque de cierto os digo, que muchos profetas y justos desearon ver lo que vosotros veis, y no lo vieron: y oir lo que vosotros oís, y no lo oyeron.

18 Oíd, pues vosotros la parábola del sembrador:

19 Cuando alguno oye la palabra del reino, y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón: Este es el que recibió la simiente junto al camino.

20 Y el que fue sembrado en lugares pedregosos, éste es el que oye la palabra, y al instante la recibe con gozo,

21 Y no tiene raíz en sí mismo, mas dura poco tiempo; porque venida la aflicción o la persecución por causa de la palabra, al instante se escandaliza.

22 El que recibió la simiente entre las espinas, éste es el que oye la palabra; y el afán de este mundo y el engaño de las riquezas, ahogan la palabra, y se hace sin fruto.

23 Mas el que recibió la simiente en buena tierra, éste es el que oye y entiende la palabra, que también da el fruto: y lleva uno a ciento, y otro a sesenta, y otro a treinta.

24 Otra parábola les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante a un hombre que siembra buena simiente en su campo.

25 Pero mientras los hombres dormían, vino su enemigo, y sembró cizaña entre el trigo, y se fue.

26 Y cuando la hierba salió, e hizo fruto, entonces la cizaña apareció también.

27 Y los siervos del padre de la familia vinieron y le dijeron: Señor, ¿no sembraste buena simiente en tu campo? ¿Pues de dónde tiene cizaña?

28 Y él les dijo: Un hombre enemigo ha hecho esto. Y los siervos le dijeron: ¿Pues quieres que vayamos, y la cojamos?

29 Y él dijo: No: porque cogiendo la cizaña, no arranquéis también con ella el trigo.

30 Dejad crecer juntamente lo uno y lo otro hasta la siega; y al tiempo de la siega yo diré a los segadores: Recoged primero la cizaña, y atadla en manojos para quemarla; mas el trigo allegadlo en mi alfolí.

31 Otra parábola les propuso, diciendo: El reino de los cielos es semejante al grano de mostaza, que un hombre tomó y lo sembró en su campo:

32 El cual a la verdad es el más pequeño de todas las simientes; mas cuando ha crecido, es el mayor de todas las hortalizas; y se hace árbol, de modo que vienen las aves del cielo y posan en sus ramas.

33 Otra parábola les dijo: El reino de los cielos es semejante a la levadura, que tomó una mujer, y escondió en tres medidas de harina, hasta que todo fue leudado.

34 Todas estas cosas habló Jesús en parábolas a la multitud; y nada les habló sin parábolas:

35 Para que se cumpliese lo que fue dicho por el profeta, que dice: Abriré en parábolas mi boca; pronunciaré cosas escondidas desde la fundación del mundo.

36 Entonces Jesús despidió las multitudes y entró en la casa; y vinieron a él sus discípulos, diciendo: Decláranos la parábola de la cizaña del campo.

37 Y respondiendo él, les dijo: El que siembra la buena simiente es el Hijo del hombre;

38 El campo es el mundo; la buena simiente son los hijos del reino, y la cizaña son los hijos del malo;

39 El enemigo que la sembró, es el diablo; la siega es el fin del mundo, y los segadores son los ángeles.

40 De manera que como es cogida la cizaña, y quemada en el fuego, así será el fin de este mundo.

41 Enviará el Hijo del hombre sus ángeles, y cogerán de su reino todos los escándalos, y los que hacen iniquidad;

42 Y los echarán en el horno del fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes.

43 Entonces los justos resplandecerán como el sol en el reino de su Padre: El que tiene oídos para oir, oiga.

44 Otra vez el reino de los cielos es semejante al tesoro escondido en el campo el cual habiéndolo hallado un hombre lo escondió, y por el gozo de él, va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.

45 Otra vez el reino de los cielos es semejante a un hombre tratante, que busca buenas perlas;

46 El cual, habiendo hallado una preciosa perla, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.

47 Otra vez, el reino de los cielos es semejante a una red, que echada en la mar, recoge de toda clase:

48 La cual cuando fue llena, la sacaron a la orilla; y sentados, cogieron lo bueno en vasijas, y lo malo echaron fuera.

49 Así será en el fin del mundo: vendrán los ángeles, y apartarán a los malos de entre los justos,

50 Y los echarán en el horno del fuego: allí será el lloro y el crujir de dientes.

51 Díceles Jesús: ¿Habéis entendido todas estas cosas? Ellos le dicen: Sí, Señor.

52 Y él les dijo: Por tanto todo escriba instruido en el reino de los cielos, es semejante al hombre padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.

53 Y aconteció que cuando acabó Jesús estas parábolas, se fue de allí.

54 Y venido a su tierra, les enseñó en la sinagoga de ellos, de tal manera que ellos estaban atónitos, y decían: ¿De dónde tiene éste esta sabiduría, y los milagros?

55 ¿No es éste el hijo del carpintero? ¿No se llama su madre María, y sus hermanos Jacobo y Joses, y Simón, y Judas?

56 ¿Y no están todas sus hermanas con nosotros? ¿De dónde, pues, tiene éste estas cosas?

57 Y se escandalizaban en él. Mas Jesús les dijo: No hay profeta sin honra sino en su tierra y en su casa.

58 Y no hizo allí muchos milagros, a causa de la incredulidad de ellos.

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